La fisioterapia mejora y acelera la recuperación de los tejidos corporales (músculos, ligamentos, tendones, etc.) después de haber sufrido lesiones o alteraciones en sus estructuras y facilita la posterior readaptación del tejido lesionado al esfuerzo.
Orientada a mantener la amplitud articular completa después de cualquier patología relacionada con la disminución de éstas (artrosis, fracturas óseas, edemas, etc.).
En problemas en los que la deambulación está comprometida, reeducación de la marcha.
En algunas especialidades se ocupa de mejorar la capacidad respiratoria, tanto en bebés y niños (bronquitis, bronquiolitis,...) como en adultos, mediante el drenaje de secreciones bronquiales. Así como tratamiento de problemas posturales en neonatos y bebes como es en el caso de la tortícolis congénita. Además de tratamiento de problemas uroginecológicos (incontinencia urinaria de esfuerzo, prolapsos, etc).